PAÍS

¿Qué pasa si se rechaza la propuesta de nueva Constitución?

La posibilidad de impulsar un nuevo proceso constituyente en caso de que se rechace la propuesta del Consejo Constitucional es algo sobre lo que se ha especulado durante los úlitmos meses.

 

Ya queda menos de un mes. El próximo 17 de diciembre se va a llevar a cabo un nuevo plebiscito constitucional para aprobar o rechazar la propuesta de nueva Constitución redactada por el Consejo Constitucional.

Es de conocimiento general que, en caso de aprobarse el texto, este reemplazaría la actual Carta Magna en un corto período de tiempo. Así al menos lo señala la Ley N° 21.533:

“Si la cuestión planteada al electorado en el plebiscito nacional constitucional fuere ratificada, el Presidente de la República deberá (…) convocar al Congreso Pleno para que (…) se promulgue y se jure o prometa respetar y acatar la nueva Constitución Política de la República”.

Pero, ¿qué ocurriría si el texto fuera rechazado por la ciudadanía? ¿puede iniciarse otro proceso constitucional de inmediato? ¿cuántas veces se podría repetir el mismo proceso? Los expertos responden.

La posibilidad de impulsar un nuevo proceso constitucional inmdiatamente en caso de que se rechace la propuesta es algo sobre lo que se ha especulado durante los úlitmos meses. Sin embargo, desde el oficialismo, la ministra Camila Vallejo fue tajante al mencionar, en una reciente entrevista para El País, que en caso de rechazarse la propuesta este 17 de diciembre “nos guste o no nos guste, se cierra un proceso al menos en el corto y mediano plazo y eso fija certezas en Chile”.

En esa misma línea, el académico y profesor de Faro en la Universidad del Desarrollo, Felipe Schwember, ve el eventual inicio de un nuevo proceso como algo muy improbable. “Por lo mismo, yo creo que quienes vienen impulsando el cambio constitucional —y sobre todo quienes tienen aspiraciones, digamos, refundacionales— recurrirían a otros medios“, sugirió.

Hernán Hochschild, director ejecutivo de Tenemos que Hablar de Chile, plataforma de participación ciudadana impulsada por las universidades católica y de Chile, sugiere que no hay piso político ni social para impulsar un nuevo proceso constitucional.

“Lo que sí es posible es generar un acuerdo a partir de aquello en donde sí existe un nivel de acuerdos importantes, que se han logrado estos años en muchos temas. Esos acuerdos están invisibilizados. Sería bueno que se tomaran. Por ejemplo, los que ayudan a dar gobernabilidad al sistema político” sugirió.

Y agregó que: “cualquier actor, de izquierda, de derecha, de centro, tenga mil o 15 militantes, tiene que ponerse detrás de una agenda viable a nivel país. La ciudadanía pierde todos los días un poquito más la fe en la democracia y en el diálogo democrático. Bajó de 72 a 54 según Criteria”.

Según Schwember es difícil saber qué va a pasar. “Yo espero que, sea cual sea el resultado, dejemos atrás por un buen tiempo, y no sólo por lo que resta de este gobierno, el debate constitucional“, expresó.

Sobre lo anterior, el académico expresó sus razones aludiendo a que “el país no puede estar permanentemente en esta discusión. Eso lo daña. Hay cuestiones urgentes que atender y mientras la discusión constitucional siga abierta, no van a poder realmente resolverse“.

“Donde tienen que estar las voluntades es en llegar a un acuerdo de agenda corta y reformas posibles de alcanzar. La ciudadanía necesita señales de avance. Hay leyes en el congreso esperando” advierte Hochschild.

¿Un nuevo plebiscito para decidir?

Sobre si la clase política sería capaz de llamar a un nuevo plebiscito para consultar por la continuidad el proceso en caso de que la opción “en contra” gane el 17 de diciembre, Schwember lo califica como algo muy poco probable.

“No creo que la clase política llame a un nuevo plebiscito. Eso sería muy impopular. Seguramente lo que haría —o lo que intentarían algunas fuerzas políticas— es continuarla en el Congreso. El éxito de eso dependería, supongo, del porcentaje con que resultara derrotado el “A favor”.

No obstante, Schwember sí cree que Chile podría tener una nueva Constitución en el corto o mediano plazo, aunque gane la opción “en contra”. Incluso, se atreve a señalar que “quizás en cierto sentido ya la tiene: después de la rebaja de sus quorums, la Constitución del 80-2005 ya no es lo que era“.

Para Hochschild, cualquiera sea el resultado, “el mundo político necesitará una altura de miras que a la fecha no ha demostrado, más allá de algunos liderazgos puntuales “.

Y agrega que: “el nivel de desafíos en delincuencia, en educación, en temas económicos, en salud, migración, etc, son gigantes. Si no vemos una tregua y ponemos Chile antes que las elecciones que vienen, vamos a terminar por romper el elástico. La ciudadanía no aguanta rentistas de la política de corto plazo “.

 

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