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Promisoria carrera, un fatal incendio y su sueño incumplido: la tragedia del arquero Willy González

Willy González soñaba con jugar la Copa Libertadores y dejó su natal Ovalle para cumplirlo, sin saber que un fatal incendio acabaría con su promisoria carrera y enlutaría al fútbol chileno.

 

Willy González Bousellet llevaba apenas unos días en la ciudad de Rancagua cuando, antes de su ducha matinal, la explosión de un calefón le quemó el 90% del cuerpo.

El arquero -de entonces 27 años- fue trasladado de urgencia hasta la Posta Central de Santiago, pero la gravedad de sus heridas le provocaron la muerte la medianoche del 26 de junio de 1984.

El prometedor guardametas falleció sin cumplir su sueño de jugar la Copa Libertadores, dejando una profunda herida en el cuadro rancagüino y su ciudad natal; y una huella en el fútbol nacional que, con el paso de los años, ha ido desapareciendo.

Una carrera promisoria

González Bousellet nació el 24 de diciembre de 1956 en Ovalle. Desde muy pequeño, en las polvorientas canchas de la población 8 de Julio, surgió su fascinación por el fútbol. Quería ser un ‘9’ goleador, pero también le encantaba jugar al arco.

En la comuna de la región de Coquimbo integró los equipos “Barrabases” y “Ajax”, donde se lució bajo los tres palos hasta ser invitado a la selección de fútbol juvenil de la ciudad.

El promisorio portero no destacaba por su estatura, pero lo compensaba con sus ágiles reflejos, potente rechazo y afinados sentidos del tiempo y distancia que lo hacían un experto en el juego aéreo.

No pasó mucho tiempo hasta que, en 1975, con 19 años, Willy dio el salto al plantel profesional de Deporte Ovalle. Con el cuadro del Limarí disputó cuatro temporadas hasta ser fichado por Cobreloa.

Al elenco de Calama, que había sorprendido durante sus primeros años en el fútbol profesional, el arquero llegó con la ilusión de cumplir su sueño de jugar la Copa Libertadores de América.

Sin embargo, dos años a la sombra de Óscar Wirth y Eduardo Fournier, impidieron que el ovallino pudiese tener el protagonismo que deseaba en los ‘zorros del desierto’.

“Cuando se fue a Cobreloa yo creí que podría dar el salto a un equipo más grande. Él perfectamente pudo haber llegado a una Selección”, contó a BioBioChile el periodista ovallino Mario Banic.

González partió dos años después más al norte, para defender el arco de Deportes Arica, donde integró el plantel que logró el histórico ascenso a la Primera División en 1981.

Un año después, el guardametas partió a Regional Atacama, donde se ganó el puesto de titular en un elenco que recién se aventuraba en la primera categoría del fútbol nacional.

Sus buenas actuaciones le valieron ser reconocido por Sergio Livingstone quien, cada vez que lo veía en los resúmenes de la fecha, invitaba a los televidentes a seguir la carrera del ovallino.

“El ‘sapito’ sabía de arqueros y más de una vez elogió al ‘rubio’. Recuerdo una vez que relatando le dijo a Pedro Carcuro ‘atención con él’. En esa época estaba dentro de los cuatro mejores del torneo”, rememoró Gastón González, hermano de Willy, a BioBioChile.

El fatal paso a O’Higgins

Pero Willy González quería más. Aun tenía la ilusión de jugar un torneo internacional y, a mediados de 1984, O’Higgins le ofreció esa oportunidad.

Luego de pobres presentaciones en la Copa Libertadores de ese año y en la Copa Polla Gol, el técnico Luis Santibáñez quería reforzar el plantel ‘celeste’ de cara al Torneo Nacional que arrancaba en julio.

Las constantes peleas por campeonatos y participaciones internacionales de los rancagüinos terminaron por convencer al arquero, quien llegó desde el norte enfocado en consolidar su carrera.

El ovallino se instaló en un departamento del centro de Rancagua, pero no alcanzó a conocer mucho sobre la capital de la región de O’Higgins.

La mañana del 10 de junio, cuando González Bousellet se alistaba para salir al entrenamiento matutino, una fuga de gas provocó la explosión del calefón de su vivienda y un posterior incendio.

El accidente fue tan rápido que, pese a sus alabados reflejos, el arquero no tuvo reacción. El cuerpo del ovallino fue rescatado del departamento con quemaduras en el 90% y, tras ser llevado al Hospital Regional, debió ser trasladado a la Posta Central de Santiago.

En el recinto metropolitano, cerca de la medianoche del 26 de junio, el calcinado cuerpo de Willy González no resistió y falleció.

“Era un buen hermano, un buen hijo. Con su primer sueldo le compró un regalo a su madre. Regalaba pelotas e indumentaria a los niños de la comuna, pese a que en ese entonces los futbolistas no ganaban tanto como ahora. Fue terrible cuando murió, estuve con una depresión terrible”, contó Gastón González.

En O’Higgins también quedaron remecidos con la noticia. “Realmente me siento culpable de su llegada a Rancagua, pero no pude resistir ante la fuerza y personalidad por triunfar de este chico… Era un muchacho pleno de alegría, de ambiciones de ser alguien en la vida”, relató Luis Santibáñez a la revista Punto y Gol.

El desgastado recuerdo de Willy González

“En la ciudad su muerte se sintió mucho, por las circunstancias y por quién se trataba. Su familia era muy conocida en Ovalle”, recordó Mario Banic.

El reportero detalló que el Estadio Ferroviario, entonces el de más importancia de la comuna, fue rebautizado con el nombre de González Bousellet. El recinto, sin embargo, fue demolido en 1991.

Otro homenaje que recibió el portero fue de parte de O’Higgins, que bautizó un camarín del complejo La Gamboína con el nombre de Willy. Hoy, el centro deportivo ya no pertenece al club rancagüino.

“Se podría hacer algo más, recordarlo de otra manera. Su tumba en el cementerio de Ovalle es bien mantenida por su familia, pero la gente joven que pasa la ve y no saben quién fue. Merece otra oportunidad para un homenaje distinto”, recalcó Banic.

La familia de Willy concuerda con el periodista ovallino. “El reconocimiento póstumo del estadio quedó en nada. Aunque aun hay gente que deja flores en su tumba, creo que está la intención de quererlo recordar”, afirmó Erga González, hermana del malogrado portero.

Nota BioBio

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