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Venecia se convierte en la primera ciudad del mundo donde hay que pagar por entrar: apuntan al turismo

Turistas buscan información sobre el cobro de cuota por entrar a la ciudad, sobre todo en torno de la estación de trenes. Hay pocas multas

 

Venecia ha implementado una medida pionera al cobrar entrada a los visitantes que solo pasan un día en la ciudad. Este nuevo esquema, que arrancó con cierto caos, implica un pago de cinco euros (5.500 pesos) para aquellos turistas que arribaron el jueves desde la península.

Los alrededores de la estación de tren se vieron particularmente afectados, con turistas confundidos sobre si debían pagar o no.

La medida se prueba por 29 días hasta mediados de julio, sin un límite establecido de visitantes que puedan ingresar. A raíz de los 15 millones de visitantes anuales que recibe, Venecia enfrenta el desafío de gestionar el turismo masivo que, si bien es lucrativo, también ha generado problemas significativos.

El impacto del turismo masivo casi coloca a Venecia en la Lista Roja del Patrimonio Mundial en Peligro de las Naciones Unidas el año pasado, situación que busca mitigarse con esta nueva tasa. Ciudades como Ámsterdam, Barcelona y Dubrovnik observan atentas esta iniciativa.

Las autoridades venecianas han instalado puestos de información para orientar a los recién llegados sobre el pago, que se realiza obteniendo un código QR en línea entre las 8:30 y las 16:00 horas.

Venecia cobrará entrada

Quienes no cumplen con este requisito podrían enfrentarse a multas de hasta 300 euros, aunque el alcalde Luigi Brugnaro ha indicado que inicialmente se aplicarán “controles muy suaves” y no se han impuesto multas en las primeras horas.

Más de 100.000 personas registraron su estancia solo el jueves, aunque apenas 8.000 pagaron la entrada. Están exentos los residentes locales, huéspedes de hoteles, niños menores de 14 años, estudiantes, y otros visitantes con excepciones. Los huéspedes de hoteles obtienen su código QR gratuitamente a través de su alojamiento.

El decreciente número de residentes permanentes, que hoy día no supera los 50.000, contrasta con las más de 50.000 plazas disponibles para visitantes.

La presión turística ha hecho que sea difícil transitar por las estrechas calles cerca de la Plaza de San Marcos y el Puente de Rialto, deteriorando significativamente los edificios históricos, incluida la Torre de San Marcos.

Este nuevo ingreso por la tasa de entrada se destinará a la renovación de canales, callejones y edificios, en un esfuerzo por preservar el encanto y la estructura de la emblemática ciudad.

 

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